Reconocimiento de objetos a través exclusivo del tacto, sin ayuda auxiliar de ningún otro sentido.
El reconocimiento de elementos por medio único del tacto
Por medio de la palpación, somos capaces de entender qué objeto estoy tocando. No sólo reconocemos por medio del tacto con las manos, sino que solemos llevarlo a cabo por medio de construcciones con mucha representación cerebral sensorial, puesto que es más simple palpar con las manos, pies, o con la boca y labios, debemos recordar el homúnculo sensitivo.
En pacientes con afectación neurológica
La necesidad de examinar dicho tipo de sensibilidad, es elemental y necesaria, porque muchas de las tareas que se sugieren como ejercicios de rehabilitación, comprometen la capacitación de entrada de información, procesamiento de ésta a nivel cerebral y la consiguiente respuesta motora. Oséa, si el tolerante está explorando un elemento que debe admitir con la mano, los sistemas en compromiso vienen siendo las fuentes aferentes estimuladas por el tacto, temperatura y presión, mandando al SNC la información somatosensorial que debe ser interpretada, donde a su vez, cada chiquita navegación, requiere de una sección motora selectiva para seguir inspeccionando el elemento.
Implicaciones en el control motor
Las implicaciones en el control motor están más que demostradas, puesto que para el estudio de una labor, movimiento o posición, se requiere de un retroalimentación intrínseco y extrínseco que aportarán datos sobre la preparación, ejecución y resultado del movimiento, de tal forma que el tolerante siempre va a poder ir rectificando los elementos implicados en el movimiento, a partir de repetición con una significación importante.
De esta forma ya que, en un tolerante con inconveniente cerebral , como ejemplo que planteamos, los expertos requieren examinar si la sensibilidad profunda está afectada en el integrante superior por medio de el reconocimiento a ciegas de un elemento. Lo primero, la persona debe tener un reconocimiento visual sobre qué elementos se van a trabajar, y en relación de la aptitud cognitiva de éste, tenemos la posibilidad de agregar o remover carga en éste ejercicio, puesto que cuantos más elementos haya, más grande va a ser el número de elementos a recordar, y más grande va a ser además la carga atencional mantenida para examinar éstos. Y esto cansa, fatiga al tolerante. Una vez inspeccionados los elementos a nivel visual, pasamos a un reconocimiento del lado menos aprecio, para ver si guarda la aptitud de dicho reconocimiento. En el caso de que no sea así, debemos ir pensando en que algo por el momento no trabaja a nivel cognitivo. Por último, se le otorga el elemento a examinar en el lado más aprecio. Es atrayente medir el tiempo de reconocimiento y anotar número de errores, puesto que puede ofrecer datos importantes y objetivos sobre la sensibilidad profunda, que nos serán como referencia intrasesión e intersesión.
Además, hay que tomar en cuenta los elementos implicados en la estereognosia, como son los procesos cognitivos de esta forma como los estructurales. Y sucede que todos los que estamos trabajando con pacientes con ictus, en el momento de ubicar el brazo del tolerante, notamos que hay cambios en el tono, tensión, rigidez… en relación de la colocación de una posición u otra del mismo, puesto que si buscamos la elongación de la musculatura acortada por la espasticidad, el tolerante puede manifestar cambios importantes en la sensibilidad, notando menos los elementos dentro de la mano, pérdida de la movilidad selectiva de ésta mal, convirtiéndose el movimiento en más caro, menos armónico y barato, lo que hace difícil seriamente la navegación del elemento.
Información enfocada en la estereognosia
Hay zonas conflictivas en todo su paseo que se ven comprometidas por otras construcciones adyacentes, donde si además añadimos tensión neural que exactamente se está evadiendo por una lesión, la navegación del tolerante se está llevando a cabo en vano, porque la información llega con una calidad muy mala. Está más que estudiado, que la tensión neural hace difícil la conducción de impulsos, disminuye el transporte axonal, la irrigación del propio nervio y libera nocicepción, y así, si ponemos en ese deber al tolerante en una posición de tensión para la navegación, se va a ver mermada la aptitud de reconocimiento por el fácil hecho de que la composición no está lista para tal propósito.
No obstante, puede ser atrayente usar la prueba estereognósica como procedimiento de reevaluación al inicio de la sesión de esta forma como en el final de la misma, del modo más propósito viable, oséa, en la misma posición, con el mismo número de elementos a examinar, con el tiempo cronometrado como registro y con la misma contrariedad y carga cognitiva. De ésta forma, poseemos un procedimiento evaluatorio intrasesión para entender si el régimen aplicado entre las dos exploraciones ha servido para elaborar la composición con el propósito de una optimización del reconocimiento por medio de la actualización de la transmisión de impulsos y toda la implicación de la salud del nervio. Por supuesto, podemos consultar el registro y evolución de la misma prueba intersesión, observando la evolución y complicando la labor suponiendo que sea primordial.
Por consiguiente y resumiendo, la estereognosia la tenemos en cuenta como un elemento de la sensibilidad profunda del tolerante con dolencia neurológica, que se requiere para la significación del movimiento o labor a realizar, como un elemento de evaluación y reevaluación objetiva y como un elemento a tratar de forma específica.